miércoles, 19 de junio de 2013

Nuevos síndromes que sufren los niños en la actualidad

Las familias de todas las épocas han superado los miedos nocturnos de los hijos pequeños, las crisis de crecimiento y la época de los desesperantes “¿por qué?”, han luchado contra las modas de ropa y peinados de los adolescentes y han tenido que batallar por imponer horarios y normas que eran cuestionados por los hijos a medida que crecían......Hasta ahí nada nuevo bajo el sol....

Pero ahora las nuevas realidades han provocado nuevas situaciones que están afectando a toda la familia:
la falta de tiempo para estar con la familia, la irrupción de la televisión y el efecto de los programas basura en la educación, los niños juegan muy poco, algo que es muy importante porque el juego es el principal agente socializador a través del cual aprenden a controlar el temperamento, a respetar las normas, a saber perder, a esperar su turno, a tener empatía y a conocer sus límites, la falta de comunicación entre padres e hijos...  

¿Sufre su hijo alguno de estos síndromes?

Niños de llave
En España unos 350.000 menores entre 6 y 14 años pasan las tardes solos en casa y 70.000 cenan sin sus padres.

Síntomas: Los padres no están en casa cuando los niños llegan del colegio. Son la “generación llave” y desde pequeños la llevan colgada al cuello. No tienen nadie que les riña o controle si meriendan o hacen los deberes, pero tampoco nadie que les ayude ni a quien contar sus problemas o sus logros.
Diagnóstico: Se acostumbran a estar solos y hacer lo que quieren, por lo que cuando están con sus padres no obedecen y cuando crecen es difícil que acepten la autoridad.
¿Qué hacer? Sustituir cantidad por calidad. Aunque se esté cansado hay que preguntar a los hijos como han pasado el día e interesarse por sus deberes. Hacer planes juntos los fines de semana.


Peter Pan
Muchos padres han pasado del autoritarismo a la sobreprotección y al “miedo al trauma” si se les riñe o castiga.

Síntomas: Los niños no se responsabilizan de sus actos, no saben enfrentarse a los problemas y buscan que otros los solucionen. No son autosuficientes, suelen tener una personalidad débil y dudas a la hora de tomar decisiones.
Diagnóstico: Cuando crecen tardan en irse de casa y son inmaduros emocionalmente. Cuando son adultos no se sienten con capacidad de asumir responsabilidades.
¿Qué hacer? Hay que ayudar a los hijos a que sean autónomos, dándoles responsabilidades acordes con su edad, estimularles y confiar en ellos.


Puerta giratoria
Algunos padres intentan llevar con normalidad un divorcio y presentan a sus nuevas parejas a los hijos al inicio de la relación

Síntomas: Los niños se acostumbran a ver entrar y salir de sus vidas a novios y novias, como en una puerta giratoria en la que uno entra y otro sale.
Diagnóstico: Los hijos se distancian emocionalmente y no crean lazos afectivos. No quieren encariñarse por saben que tarde o temprano esa persona desaparecerá de su vida. La falta de estabilidad puede afectarles en su vida afectiva adulta.
¿Qué hacer? No involucrar a las parejas de los padres en la vida del niño mientras no sean una relación estable. Mantener firme la relación del menor con el padre y la madre para darle estabilidad.


Niños lo quiero todo
A pesar de la crisis, los niños de hoy en día se han criado en la abundancia. Síntomas: Ya no heredan ropa de los hermanos sino que estrenan todo y tienen más juegos de los que puedan utilizar.

Diagnóstico: Son incapaces de posponer sus apetencias, lo quieren todo y lo quieren “ya“ y si no lo tienen se enfadan. Cuando consiguen algo les deja de interesar. No diferencian entre lo que les apetece y lo que necesitan y no valoran las cosas.
¿Qué hacer? Dosificar regalos y no compensar con objetos la falta de cariño o tiempo. Hacerles que compartan lo que tienen con otros niños. Cuando pidan un capricho hacer que colaboren con su paga en la compra, para que sepan el valor del dinero.


Estrés temprano
Colegio, futbol, inglés, música… Muchos niños realizan tantas actividades “programadas” que no tienen tiempo libre para jugar.

Síntomas: Suelen estar irritables, cansados y duermen mal. Su jornada puede llegar a ser más estresante que la de cualquier trabajador.
Diagnóstico: Muchos padres le apuntan a clases para que no estén en casa solos pero los niños se sienten asfixiados y sufren porque temen no estar a la altura de lo que se espera de ellos.
¿Qué hacer? Escoger bien las actividades. Compaginar las que son educativas, como los idiomas, con las que realmente les guste. Dejarles tiempo libre para jugar.


Síndrome del emperador
Hoy los hijos son los reyes de la casa. La vida de toda la familia  gira en torno a ellos y son los que deciden que se come, donde se va de vacaciones y cuando y cómo se hacen las cosas.

Síntomas: Son niños que están acostumbrados a hacer su voluntad y cuando no les dan lo que piden se enrabietan.
Diagnóstico: Si se acostumbran a ser el centro, cuando crece y la familia es sustituida por amigos que no se pliegan a sus deseos, no saben cómo hacer frente a la nueva situación y se frustran. A corto plazo son felices pero se vuelven egoístas y pueden tener problemas de socialización.
¿Qué hacer? Es importante que el niño se sienta querido y seguro pero también tiene que aprender a aceptar las cosas que no le gustan. El “no” también les ayuda a crecer.

Incomunicación
Nunca los niños se han comunicado tanto con gente que apenas conocen y tan poco con su entorno.
Síntomas: En el coche ya no se canta ni se juega, ahora cada uno está enganchado a su videoconsola y a la hora de la comida la televisión ha sustituido al diálogo.
Diagnóstico: La falta de diálogo impide saber lo que piensan, cómo se sienten o si necesitan algo.
¿Qué hacer? Favorecer el contacto social y limitar las horas de televisión y ordenador. Favorecer las actividades al aire libre con propuestas atractivas. Aprovechar las comidas para hablar y contar como les ha ido el día. A veces los adultos damos malos ejemplos y preferimos ver las noticias a hablar en familia.


Pero además, los padres también tienen sus propios síntomas. El más común es el de:

Padres cansados
Los padres también tienen sus propios “síndromes”. Familia y trabajo no son siempre fáciles de compaginar.

Síntomas: Se sienten culpables y se consideran malos padres porque creen que no están cuidando o educando bien a sus hijos. El poco tiempo que están con sus hijos lo intentan compensar con regalos o consintiéndoles más de lo que deberían.
Diagnóstico: Tienen un elevado sentimiento de culpa. Saben que deberían poner límites a sus hijos pero no saben hacerlo.
¿Qué hacer? No intentar ser perfectos. El cariño, la disciplina y la comunicación son las mejores herramientas para educar.


Fuente:  http://www.padresonones.es elaborado con el asesoramiento de Mar Sánchez Marchori,
directora del Instituto Valenciano de Pedagogía Creativa

viernes, 31 de mayo de 2013

NACE "MI GACETA SALESIANA"


ACPA y PROFESORES os presentamos el periódico digital de nuestro cole!!!!.

Para acceder pincha aquí:  https://sites.google.com/site/migacetasalesiana

Hemos puesto mucha ilusión y ganas en esta nueva iniciativa que pretende ser un lugar de encuentro para todos: padres, alumnos, profesores y comunidad.

!!!!Animaros a formar parte y ayudarnos a que crezca!!!.





jueves, 7 de marzo de 2013

Educar a los niños y niñas para que aprendan a perder


¿PORQUÉ ES IMPORTANTE QUE LOS PEQUEÑOS APRENDAN A PERDER?

Es fundamental que las personas aprendan a manejar las derrotar y a gestionar los sentimientos de frustración que están llevan consigo.
  • Si aprenden a perder, su autoestima se protege y se refuerza. El que sabe perder no ve la derrota como algo personal, como una falta de capacidades o de valía personal, lo ve como algo normal que ocurre en diversas situaciones y que puede cambiarse.

  • Contribuye a mejorar sus habilidades sociales. Si saben participar y jugar con deportividad, sin miedo a perder, tendrán un incremento de sus habilidades y capacidades sociales.

  • Se fomenta la perseverancia y la capacidad de esfuerzo.

  • Aprenden a no centrarse en el éxito o fracaso, sino en la actividad en sí misma.

  • Comprenden el valor de la posibilidad de cambio y de mejora y que esto depende de uno mismo.

  • Los pequeños que saben perder, crecen sabiendo que el fracaso y la frustración son partes irremediables del camino, pero no insalvables. Aprenden a manejar y gestionar estas situaciones.
  • Aprenden a ser cooperativos y no tan competitivos.

¿CÓMO HACEMOS QUE LOS NIÑOS Y NIÑAS APRENDAR A PERDER?
  • No le evites la frustración. En ocasiones tendemos a darles todo lo que quieren para que no se sientan mal y esto es un error. No se trata de hacer que el niño o la niña lo pase mal, pero sí de que experimente la sensación. De esta forma no se dejaran sobrepasar por el sentimiento de frustración, aprenderán poco a poco a gestionar sus frustraciones y se enfrentaran a ellas, porque lo verán como un sentimiento normal.
  • Déjale que gane de vez en cuando, que experimente ambos sentimientos. Es importante que además de experimentar la derrota, los niños y niñas experimenten la victoria. Y que aprendan a ganar sin ridiculizar y con deportividad.
  • Dales ejemplo. Los pequeños aprenden más de lo que ven, que de lo que les decimos. Aprenden por mimetización de los adultos más cercanos. Cuando compitamos debemos mostrar una actitud deportiva tanto si ganamos como perdemos. Ni enojarnos, ni ridiculizar y mostrarle como ganamos todos por la diversión del juego, como aprendemos cuando perdemos.
  • Pon limites a su enfado. Cuando el niño o la niña pierda y se enfade, debemos ponerle limites, no es bueno dejarle que grite, que patalee, que este de morros…no le des demasiada importancia al enfado del pequeño, responde a éste con sentido del humor. Explícale que hoy ha perdido, pero que otro día ganara, pero que si está enfadado no podrá disfrutar de otras actividades. Si le ayudamos a cortar su enfado, le estamos enseñando a gestionar su frustración y a auto controlarse.
  • Hazle ver los beneficios de participar. Habla con ellos, emplea el sentido del humor cuando juegues con ellos. Ríete cuando te equivoques y pierdas. Enséñale que el objetivo es disfrutar en compañía de una actividad conjunta, que no se trata de ganar o perder.
  • No alabes al ganador y ridiculices al perdedor, ni permitas que ellos lo hagan. Emplea tu ejemplo y corta esas conductas. En lugar de eso habla de lo bien que lo habéis pasado, de lo que habéis reído, de lo que has aprendido en un momento determinado del juego, de cómo lo harás la próxima vez, etc.
  • Refuérzale cuando pierda y no se enfade. Cuando el pequeño pierda y no muestre un enfado, debemos reforzarle, continuar jugando con él, dejarle que elija otro juego y hasta ponérselo fácil para que gane en la siguiente ocasión.
  • Enséñale a manejar la derrota. Transmítele la idea de que perder no es algo negativo. El fracaso es parte del camino, si entiende esto, no lo verá como una dificultad insalvable, aprenderá a manejar sus sentimientos de frustración.
  • Educa en la perseverancia. En todo momento enséñale que la derrota no debe llevarnos al abandono. Que se gana más asumiendo una derrota y que podemos ser perseverantes y continuar esforzándonos para vencer en la próxima ocasión. Es fundamental que vean que si no alcanzamos una meta, esto no quiere decir que sea imposible lograrla. Debemos ayudarles a ver que paso para que no la alcanzáramos y que es lo que deberíamos mejorar o cambiar la próxima vez para superarnos.
  • Muéstrale que un fracaso, que una derrota no es algo negativo, que es una oportunidad de mejorar, porque existe la posibilidad de cambio y de aprendizaje.
Fuente: Portal Educativo Educapeques


miércoles, 27 de febrero de 2013

Nueva Bolsa de Empleo del sector de Sanidad y Servicios Sociales Agencia para el Empleo

La Agencia para el Empleo de Madrid pone en marcha una nueva Bolsa de Empleo Sectorial destinada a los de Empleos Blancos.

Ubicada en la Agencia de Zona de Vicálvaro, la Bolsa de Empleos Blancos (Sanidad y Servicios Sociales) es una iniciativa única con la que empresarios y trabajadores pueden acceder a un servicio gratuito, ágil y eficaz. Es un servicio de intermediación especializado que surge en base al crecimiento del sector del empleo blanco en nuestra sociedad y a las oportunidades de empleo que ofrece hoy en día a la ciudadanía.

El término Empleos Blancos está relacionado con una amplia gama de trabajos desarrollados en el ámbito de los llamados servicios de proximidad o servicios personales. Entre las múltiples actividades asociadas se encuentran: servicios de ayuda a domicilio, servicios sociosanitarios prestados a las personas institucionalizadas en residencias y centros de atención a personas mayores y dependientes o servicios prestados en el hogar, como por ejemplo los servicios dentro del vínculo familiar, (como cuidado de los niños, las actividades de refuerzo o apoyo escolar, servicios de guardería); los servicios para la calidad de vida a domicilio y la salud, por ejemplo de apoyo a las actividades domésticas. Estos tipos de empleos cobran una dimensión diferente a partir de la aprobación en 2006 de la Ley 39/2006 de 14 de diciembre (LAPAD).

Los técnicos de la Agencia detectan las necesidades de los empresarios y captan ofertas de empleo, seleccionando a los mejores candidatos en el menor plazo posible y realizando un seguimiento posterior.

Desde su puesta en marcha en el mes de noviembre de 2012, la Bolsa de Empleos Blancos ha contactado con más de 130 empresas e informado a más de 60 recursos vinculados con el sector. En este proceso de prospección de empresas ha captado 26 ofertas de empleo con 37 puestos de trabajo. Para cubrir estos puestos se han enviado a 171 usuarios, de los cuáles 155 son mujeres, con un resultado inicial de 13 inserciones.

Los trabajadores especializados en este sector interesados en acceder a la Bolsa de Empleos Blancos pueden inscribirse a través de las Agencias de Zona que la Agencia para el Empleo tiene distribuidas en el Municipio de Madrid.

La documentación necesaria para la inscripción incluye la tarjeta de demanda o mejora de empleo, DNI/NIE, permiso de trabajo (inmigrantes), curriculum vitae, vida laboral, acreditación de la formación académica y carnés profesionales.

Localización Bolsa de Empleos Blancos.
 Agencia de Zona de Vicálvaro.
 Avenida de Daroca, 327, Madrid. 
Tlf. 91 775 39 50.
 E-mail: azvicalvaroae@madrid.es

Gracias a Folder por equipar a los pequeños del Baloncesto.

Desde el ACPA queremos agradecer a Folder, de Ciudad de Barcelona, por haber invertido el importe necesario para equipar a los pequeños del Baloncesto. 

Os mostramos una foto de los guapos que están y de sus caritas de ilusión ¡se sienten ya en competición!

Lo dicho ¡gracias Belén y Paco!


viernes, 8 de febrero de 2013

Los 10 fallos más habituales al educar a un niño

1. No escuchar al niño: es bastante habitual que en muchas ocasiones no les demos tiempo suficiente a explicarse o a expresarse, cortándoles o siendo autoritarios o dando por hecho ya lo que nos van a contar sin darles la oportunidad para ello. Déjalo hablar, ten paciencia.

2. No reconocerle sus virtudes o puntos fuertes: parece que muchas veces solo nos fijamos en sus fallos o defectos para intentar corregirlos, y sin embargo nos olvidamos de alabarle las cosas que hace bien o sus puntos fuertes. El halago es un arma muy fuerte en su educación.

3. Hay que respetar su personalidad: cada niño es único y diferente. No tenemos porque educarle para que haga lo que el resto de los niños. Cada uno elige su camino, sus objetivos y propósitos, por lo que no todos los niños deben ser iguales.

4. Sobreprotegerles: es un error bastante común. La sobreprotección se produce por el temor de los padres a que le pase cualquier cosa al niño, desconfiando de su propia valía y acarreándole unas serias consecuencias. Hay que darle autonomía en su justa medida.

5. Acostumbrarles a que les hagan todo: son aquellos padres que hasta les siguen partiendo el filete cuando el niño tiene 9 años… A los niños hay que enseñarles a valerse por sí mismos, tienen una edad para aprender cada cosa, y cuanto antes lo aprendan mejor, sin apresurarse tampoco, claro.

6. Gritarles: por desgracias recurrimos al grito más de lo que debiéramos en muchas ocasiones. Los gritos les acarrean muchas consecuencias negativas, podéis verlas en el siguiente artículo si os interesa el tema:  Cómo educar sin gritos.

7. Cuando hay hermanos, intentar educarlos igual: una cosa es que al haber hermanos intentemos transmitirles los mismos valores, que es lo correcto, y otra cuestión es que intentemos que sean iguales en todo, que no es correcto. Como ya os he indicado antes, cada niño es distinto, y se debe educar en la individualidad. Un hermano tendrá unos puntos fuerte y otros débiles que habrá que corregir, y en otro hermano habrá otras cuestiones a limar.

8. Compararles: algo a lo que recurrimos constantemente. Mira tu hermano como…, si fueras como tu primo que…, mira Luis tu amigo lo bien que… Debemos evitar las comparaciones, cada niño es de una manera, y a lo mejor otro es mejor en esto o aquello, pero tu hijo lo será en otra cosa. Ellos ya saben compararse y usar sus propios modelos, no debemos atormentarles con continuas comparaciones todos los días.

9. No limitarlo en cosas sin verdadera importancia: está claro que si tu hijo te hace un buen dibujo en la pared de casa no está bien y te vas a enfadar, pero sopésalo, piensa si el dibujo es bueno, si es más importante la pared o la creatividad de tu hijo… No lo grites, corrígelo y dale los medios para que haga sus creaciones en el lugar adecuado. La creatividad, la imaginación y darle cierto margen de actuación, es muy importante para que tu hijo aprenda, explore y descubra poco a poco sus intereses, capacidades y limitaciones.

10. No comunicarnos: da igual la edad y el tema. La cuestión más importante a la hora de educar a un niñoes hablar con él y que él hable contigo. De sentimientos, de temores, de dudas, de amistad, de sexo… una buena comunicación creará un buen vínculo entre padres e hijo.

Fuente:  http://www.psicoglobalia.com

miércoles, 23 de enero de 2013

Solo hace los deberes si me siento con él

Mi hijo tiene 8 años y todas las tardes la misma lucha: tengo que sentarme con él a hacer los deberes e ir explicándole uno a uno lo que tiene que hacer. Si lo dejo solo no hace nada. De esta forma le tengo que dedicar toda la tarde. Me gustaría que fuera más autónomo. No me importa aclararle alguna duda, pero que hiciera la mayoría solo. ¿Qué puedo hacer?

1. POR QUÉ SE PRODUCE
Este problema se puede producir por alguna o varias de las siguientes circunstancias:
a. Se ha creado un hábito
El niño se ha acostumbrado a realizar los deberes con su madre (o con otro adulto) y se ha establecido el hábito de hacer los deberes acompañado, explicándole las instrucciones de lo que tiene que hacer y se confirme si la tarea está bien hecha o no.
b. Dependencia
Además se ha creado una dependencia del adulto: no es capaz de afrontar las tareas por sí mismo.  El niño suele expresar rápidamente que no entiende o no sabe lo que tiene que hacer. Normalmente cuando tiene que hacer un ejercicio pregunta directamente : ¿Qué hay que hacer? De esta forma no intenta buscar soluciones o alternativas para resolver lo que le están pidiendo.
Por otro lado, necesita que papá o mamá le confirmen que está haciendo lo correcto. Si lo hace solo no sabe evaluar su propia realización
c. Dificultades de aprendizaje
En otros casos el problema se agrava si hay dificultades de aprendizaje. Por diferentes motivos el niño o la niña no sabe realizar las tareas porque no las ha aprendido, no dispone de conocimientos previos o  se encuentra tan retrasada en el aprendizaje que es incapaz de afrontarlas.
Imagínese el caso que estamos presentando de 8 años que tiene que leer un texto y realizar unas tareas de comprensión, pero su nivel de comprensión lectora apenas llega a comprender oraciones sencillas: no está en condiciones de afrontar la tarea que se le pide. Muchos niños tienen tales lagunas y retrasos en los conocimientos previos necesarios que no están en condiciones de afrontar los aprendizajes que se le proponen.
No disponer un cierto vocabulario, comprensión lectora o razonamiento matemático le impide afrontar muchas materias.
d. Se refuerza una conducta inadecuada
Al realizar las actividades con la ayuda de su madre o padre, está recibiendo una atención especial: los adultos están centrados totalmente en lo que está haciendo. Recibir atención de forma exclusiva siempre es reforzante para los chicos y contribuye a que esa conducta se mantenga en el tiempo.
El comportamiento que se quiere corregir (estudiar con ayuda de un adulto) obtiene un “premio”: la atención exclusiva de sus padres, que hace que ese comportamiento se afiance más.

2. QUÉ HABRÍA DE LOGRAR
Antes de intentar modificar este comportamiento es necesario tener presente dos situaciones:
a. Estar dispuesto a cambiar la situación
En primer lugar los padres tienen que estar dispuestos a hacerlo, puedan llevarlo a cabo y tengan la determinación de adoptar las medidas. Algunas familias no lo están  por razones que ahora no voy a entrar. En otros casos, estarían dispuestos pero no disponen del tiempo o la paciencia para llevarlo a cabo. Y en otros casos no existe la determinación: saben que van a ceder, que no van a ser constantes …
En cualquiera de los tres casos es mejor ni siquiera  intentar nada de lo que os propongo. Ya lo afrontaréis cuando podáis o queráis. Pero amagar” suele empeorar las cosas y hacer más complicado volver a intentarlo.
b. Si hay dificultades de aprendizaje
Si una de las causas es que el niño o la niña tiene dificultades de aprendizaje, lo importante no es cambiar este hábito sino afrontar las dificultades.
Pueden recibir un refuerzo o apoyo escolar en el colegio, la ayuda de un profesor particular o en este caso, de los propios padres.
En casos más graves, el niño o la niña necesite que la enseñanza se le adapte y se le propongan objetivos y contenidos que puedan estar a su alcance.
Los más indicados para saber si el niño tiene dificultades de aprendizaje son sus propios profesores: tened muy en cuenta su opinión.

3. CÓMO CONSEGUIRLO
Los pasos a seguir serían los siguientes:
1º. Explicarle la situación
A partir de los 7 u 8 años los niños y niñas deberían hacer los deberes solos. Si se quiere conseguir que lo hagan les explicaréis previamente lo que se pretende y los motivos por los que debe ser autónomo en este aspecto. Aunque parezca que no tiene importancia, que los niños sepan lo que se pretende y las razones, es fundamental para que se sientan implicados y dispuestos a hacerlo
Se lo ofreceréis como un privilegio, no como un castigo o una consecuencia negativa.
2º. Marcar un tiempo de principio y fin
El tiempo dedicado a los deberes tiene que ser limitado: con principio y fin. Muchas familias pasan horas durante la tarde y el tiempo de los deberes concluye cuando estos se acaban. Suele ser un error ya que en estos casos se pierde muchísimo tiempo.
Mejor avisar que a determinada hora se termina y si los deberes no están terminados, al día siguiente intentará aprovechar más el tiempo.
En estos casos se puede avisar a sus profesores de que durante unos días se está llevando a cabo este “tratamiento”
3º. Estar con él en la mesa
Durante los primeros cinco días aproximadamente, los padres pueden estar sentados en la misma mesa que él, a cierta distancia, pero sin implicarse en la tarea. Es decir, no le leerán las instrucciones ni le explicarán lo que tiene que hacer.  Tendrá que esforzarse por entender lo que se le pide o buscar una forma de solucionar por sí mismo las tareas.
Cuando falten unos minutos para terminar podrá explicarle algunas dudas, pero será algo muy puntual. No pasa nada porque no lleve los ejercicios sin hacer, en ese caso se le dirá al niño que explique a su profesor que no sabía qué hacer. Es mejor que el profesor sepa que no sabe hacerlos que llevarlos hechos, pero en realidad sin dominar la tarea.
4º. En la misma habitación pero alejados
En una segunda fase, se puede permanecer en la misma habitación que el niño, pero sentado en otro lugar. Por ejemplo, el niño o la niña trabaja en la mesa del comedor y mamá o papá está sentado en el sofá leyendo un libro. Esto se puede seguir durante otros cinco días aproximadamente.
5º. Trabajar en solitario
En la última fase  el niño trabajará ya solo en su mesa y habitación. Al principio los padres pueden estar  presentes pero abandonarán de vez en cuando la sala en la que esté haciendo los deberes. Más adelante estará solo desde el primer al último momento.
6º. Reforzar
Es muy importante reforzar la conducta adecuada, no la inadecuada. Eso implica “sorprenderlo” cuando esté trabajando solo, dar muestras de satisfacción por las tareas que sabe afrontar sin ayuda, valorarle y reconocerle que sepa buscar soluciones por sí mismo.

Al principio será costoso, no os lo niego, pero ¿qué queremos? ¿Que su hijo “cumpla el expediente” de llevar los deberes hechos (en su mayoría por los padres) al colegio o que su hijo sea autónomo y sepa solucionar la primera responsabilidad seria de su vida, los estudios?

Fuente: Jesús Jarque García, pedagogo y orientador
             http://www.jesusjarque.com/