Actividades extraescolares de los niñ@s. Preguntas y respuestas
A principios de curso, a los niñ@ se les ofrecen muchas propuestas de actividades extraescolares. ¿Qué aportan a los niñ@s? ¿Hay que limitar su número? ¿Deben elegirlas los padres?¿Pueden abandonarlas antes de que acabe el curso?
Las actividades extraescolares son algo más que un simple desahogo o un medio de tener ocupados a los niños. Permiten que el niño descubra que se puede aprender disfrutando. Aún más: el niño que tiene dificultades en el colegio, logra triunfar en un entorno social diferente. Eso mitiga el sentimiento de fracaso que siente y mejora la imagen que tiene de sí mismo. Las actividades extraescolares también favorecen la socialización: los niños conocen gente y descubren otros modos de pensar y de actuar.
¿Hay que limitar el número de actividades?
Son los padres los que deben determinar las posibilidades reales de su hijo, según su edad y su carácter, independientemente de la atracción que ejerzan sobre el niño todas esas actividades que le proponen a principios de curso. Entre judo, guitarra, cerámica, inglés, etc., algunos niños de Primaria tienen la agenda más cargada que un ministro. El tiempo para jugar libremente es indispensable, sobre todo para los niños pequeños. A través del juego libre, el niño desarrolla su imaginario personal y organiza su mundo interior.
¿Debe escoger el niño por sí mismo la actividad?
En el colegio, los niños no tienen muchas posibilidades de elegir y están obligados a aprenderlo todo. Pero, en sus actividades extraescolares, deberíamos atender a sus gustos y sus motivaciones.
A partir de los 4 ó 5 años , el niño es capaz de decantarse por una u otra actividad. Si su elección está motivada porque un amigo hace lo mismo, respetémosla siempre que la actividad elegida no sea incompatible con el niño. Para evitar las grandes decepciones, lo ideal es llevarlo a presenciar una clase y, si es posible, hacer que participe en una sesión de prueba.
¿Hay que aguantar todo el curso?
En ocasiones, el profesor es demasiado severo, les cuesta avanzar o están muy cansados. Tras el entusiasmo del primer trimestre, a menudo, los niños se cansan o se desaniman. Entonces los padres tenemos que intervenir para reavivar su motivación: podemos llevar a los aprendices de músico a un concierto bien escogido, acompañar a los pequeños deportistas a un partido o practicar un poco la actividad en familia. Todo eso recuerda a los niños el lado positivo de su actividad. No hay aprendizaje sin esfuerzo. Pero, con un poco de perseverancia, el niño descubre que el esfuerzo procura placer. Es muy educativo.
Fuente: Nicole Prieur, psicoterapeuta infantil para www.conmishijos.com
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